En esta etapa también hay que trabajar los problemas emocionales, sociales, existenciales y espirituales del enfermo, de sus familiares y allegados. Ya que trabajar estás áreas contribuye a mejorar la calidad de vida del enfermo y de su entorno.
En la fase final de la vida, las personas siguen necesitando apoyo, comprensión, respeto y cuidado. El objetivo es cuidar la vida hasta que ésta dure. En este periodo, es importante la figura del psicooncólogo, ya que proporcionará las claves para facilitar el proceso de adaptación del enfermo a la situación de fin de vida. Para aliviar su experiencia de sufrimiento y la de sus familiares.
Realizándose intervenciones con:
- El paciente, para reducir la ansiedad, la tristeza, la hostilidad, el miedo, la culpa, la negación y el retraimiento.
- Con la familia, evaluando sus necesidades, trabajando la conspiración del silencio, los problemas interfamiliares y los procesos de duelo.